¡BASTA!
Huye sin mirar para atrás, con un hijo a cada lado. Con la nostalgia de la culpa, del color negro alrededor de los ojos, de los gritos con olor a alcohol, de las palabras de los mayores que le repiten: «¡Aguanta, niña, aguanta!»
Sin mirar para atrás. Golpea puertas que se cierran, conciencias adormecidas. La nada.
Lucha, Encuentra un mundo escondido. Encuentra a sus pares. Se puede oir su voz que retumba. Mensaje de tambor que quiere llegar adonde anida el miedo y la violencia, esa voz que repite una y otra vez: «¡Huye sin mirar para atrás!. ¡Huye con tus hijos! ¡Huye, mujer, antes de que te mate!»