Hoy cumplo años y me encuentro en el simbólico umbral de una nueva década. Tanto que me preocupé estos últimos años y ahora, cuando de verdad ocurre estoy feliz. Siento que eso no importa, que los guarismos son sólo símbolos, pero la vida es un fluir continuo, hoy es el mañana del ayer y el ayer del mañana. Y así como vemos que la noche se vuelve día y la primavera deviene otoño, así es nuestra vida, una vuelta de esa tuerca, un aparecer cuando empieza la primavera y un desaparecer cuando termina el invierno. Vivimos un ciclo, y cuando vamos caminando por él, otros lo empiezan y otros lo terminan…una enorme espiral de vida.
Hace ya casi un año, escribí: ……..»porque inexorable/el tiempo ha pasado/y para todo ello/resulta que es tarde.» Hoy siento que estaba equivocada. Lo escribí con el temor de llegar a este día, y ahora se que estaba equivocada. Porque no importa lo que quede, no importa estar seguro de terminar una cosa, lo que sí importa, lo que hace el sentido de nuestra vida es el ir construyendo, el cómo hacemos las cosas. Muchos suponen que lo importante son las metas y no el cómo se llega a ellas. Pero en ese proceso lo que se va haciendo por el camino es lo que determina cómo se llega, o a qué meta se llega verdaderamente. Cómo se moldee el barro, como se amase, cómo se trabaje, cómo se le de forma, es lo que produce la escultura. Habrá una idea desde la que se comienza a trabajar, pero la sensibilidad al material, lo que la propia pieza nos va diciendo por el camino es lo que nos indica la ruta a seguir. Y por analogía, lo importante es, sobre la base de nuestros sueños ir avanzando sin preocuparnos de llegar definitivamente a un resultado previsto. Es el propio hacer lo que tiene valor, lo que va sin que nos demos cuenta creando la figura, y quizás siempre esté todo terminado y al mismo tiempo nunca lo esté, porque siempre se puede seguir adelante y porque siempre se habrá llegado a algún lado…
6 de Abril
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