Para «El Mundo» minificción erótica y palabra digital- seleccionada
Los dos hombres eran maravillosos, los dos me besaban con maestría. Sus cuerpos eran jóvenes y fuertes, sus rostros estaban como facetados por un cuchillo y sus grandes ojos negros brillaban y sonreían. Bailábamos los tres apretados al compás de la música, pegajosa y húmeda. Fuera brillaba la luna y el mar susurraba en la orilla. Comenzaron a desvestirme, dos bocas sentí en mis pechos y gemí suavemente de dicha.
Mientras sus dedos me recorrían, imaginé que la huella digital quedaría plasmada como un tatuaje sobre mi piel y todo el mundo lo sabría. Me separé bruscamente y pegué un grito. En ese momento sentí la voz de mi marido preguntando: » ¿qué pasa, tienes una pesadilla ? »
Verano, 2002