Para concurso: fútbol
Sentado en el sillón de la sala, recorría distraídamente los canales con el mando a distancia, pasando por imágenes de pantorrillas escuálidas y desoladas ciudades bombardeadas que alternaban con segundos en los que elegantes y veloces coches atravesaban la pantalla, hasta que dio con «el partido».
Tenso, roja la cara, dilatadas las pupilas, seguía excitado los avatares de cuarenta y cuatro piernas que corrían por el campo. Cuando el esférico misil atravesó el aro, pegó un salto con los brazos en alto y dio un grito de placer que se fundió con el de millones de seres, en un voluptuoso éxtasis colectivo.
20 de junio, 2002