Para concurso: Ombligo
Eva miraba atenta la serie en la cocina cuando, como hacía diariamente, le habló su serpiente interior susurrando con voz firme : «¡ Apágala !»
«Está prohibido no ver la tele», le contestó ella, » si no ¿ de qué podré hablar mañana ?»
Pero harta de escuchar tanta patraña no pudo vencer la tentación, la idea la fascinaba. Decidida, apagó el aparato y corrió a buscar a Adán que, mientras miraba el partido, vociferaba en la sala
«¡ Prueba !» le dijo con voz aterciopelada y, guiándolo con su mano, logró que accionara el mando a distancia.
En medio del silencio que se adueñó de la casa, Adán y Eva se miraron. El rubor cubrió sus mejillas, comenzó a latir el deseo en sus entrañas. Lentamente quitaron una a una sus ropas y de la mano fueron ceremoniosamente hacia la cama.
10 de junio, 2002