Para concurso: Día del niño
Me fui de la fiesta, la música sonaba a toda marcha, corría el alcohol, algunos estaban ya tirados por el piso con los ojos en blanco. Con el ritmo danzando todavía en el cuerpo llegué a mi cuarto y mis dieciséis años cayeron agotados sobre la cama.
Desperté algo más tarde al escuchar, tras el golpe de la puerta al cerrarse, las fuertes pisadas de mi padre. Creí sentir su olor a tequila como si estuviera a mi lado. Sobrecogido escuché sus gritos, su voz agresiva, temí que llegara a las manos.
Mis amigos no podían entenderlo, no sabían por qué me negaba a beber, por qué no me importaba que me llamaran niñato.
30 de abril, 2002