Para concurso: más allá de la muerte
Por las noches, ella lo siente a su lado y por las mañanas mira la puerta por donde espera ver su silueta recortada. Su hijo juega al ajedrez, su mano izquierda contra la derecha y aún oye sus pesados consejos y sus frecuentes regaños. En el café todavía escuchan su voz y aún se ríen al recordar sus palabras. En la última asamblea se armó una descomunal batahola, se echaba en falta a José, él sí que ponía orden en la sala.
Pero José cruzó aquella noche distraído , sin ver el coche que avanzaba a toda marcha.
Su cuerpo, lentamente, se irá desintegrando, ya no produce la energía que expandía como una estela a su paso, su energía ya no produce la materia de sus sueños ni de sus actos, pero pervive en todo aquello que, como el batir de alas de mariposa, fue provocando.
20 de abril, 2002