Espuma

La habitación es rectangular, tiene sus paredes desnudas y sólo una puerta a través de la cual se ve un pasillo. El suelo está cubierto por una alfombra gris, vieja y sucia. Al fondo, una cama, estrecha y un poco alta, con un respaldo antiguo con barras de bronce que contrasta con el tono blanco , ya algo grisáceo por la pátina del tiempo, del papel que cubre las paredes de la casa. Sobre la cama una mujer durmiendo, su mano cuelga casi tocando el suelo y a cada lado de la cama una mesilla de noche cubierta por un mármol surcado por microscópicas grietas. Sobre la mesilla un reloj y una lámpara con el pié de bronce, haciendo juego con la cama, y una pequeña pantalla de pergamino. No se llega a ver el techo, con esta luz no alcanza.
La mujer se despierta y cruza la habitación, descalza, enfilando hacia la puerta para llegar al baño. Siente una sensación inesperada, mete su pié derecho en una extraña sustancia. Como si pisara una tarta. Es algo grasa y gelatinosa y cubre una superficie no muy grande sobre la alfombra, como si fuera un montón de lana. Levanta el pié con un poco de esfuerzo, tiene un cierto temor de que quede pegado. La mujer sigue su camino hasta el baño y ve que. su pié derecho está cubierto de una cosa pegajosa y cálida. Abre el grifo de la bañera, se mete, y con el cepillo y el agua caliente logra lavar la espuma y no le queda nada.
Vuelve a su cama con cuidado, no vaya a ser que la espuma se le quede nuevamente pegada. Observa sobre el piso su huella, se marca claramente el pié con sus cinco dedos, la ve grande, como si fuera de un ser gigante.
Se duerme algo intrigada, pensando qué pudo haber pasado y cómo lo limpiará mañana. Buscará un balde con agua caliente y un cepillo y hará que todo desaparezca sin que quede nada. Casi dormida comienza a sentir un olor suave un poco ácido pero no le da importancia, será esa cosa, ya lo verá mañana.
Mientras duerme, la espuma lentamente va creciendo, milímetro a milímetro como sube la marea en la orilla de un mar en calma y cubre ya toda la alfombra. Hace un muy leve sonido, como un chasquido, mientras avanza. A medida que crece el sonido se siente un poco más fuerte y aumenta el olor que emana. Por fin, abre los ojos, mira el suelo y con horror , se ve totalmente rodeada. No se atreve a bajar, tiene miedo, esta vez tendrá los dos pies metidos, no podrá hacer fuerza para salirse de la espuma y quedará pegada. Se pone de pié sobre la cama y mira horrorizada cómo una vez cubierta la alfombra, la espuma sigue creciendo y muy lentamente, se le va acercando.
No ve ninguna solución, no se atreve a bajar, lo peor sería quedar allí pegada. En la cama, a la larga, también quedará asfixiada; cubierta por la espuma y enterrada como cuando se entierra en la arena húmeda, en la playa. Pero aquí no podrá dejar la cara fuera para respirar, aquí quedará como emparedada.
Se acuesta de nuevo, decide que si tiene que morir , mejor morir antes y no esperar angustiada. No vale la pena esperar ayuda pues no hay un teléfono al lado de la cama. Ya va llegando, se escurre por debajo de las mantas y comienza a cubrir la sábana. Siente calor, está sudando. Un ruido estridente la sobresalta, es el timbre, quién podrá llamarla esta mañana? El gato que dormía sobre su pecho, molesto, pega un salto maullando por lo bajo. Se levanta agitada, por qué insisten tanto? Corre a atender la puerta, pisa sin querer una cosa rara que se pega en la planta de su pié, qué habrá en la alfombra? Le extraña, no se le ha caído nada. Atiende la puerta, va a limpiarse el pié en el baño y vuelve nuevamente a la cama….

30 / 03 / 2002

Esta entrada fue publicada en Cuentos fantásticos. Guarda el enlace permanente.

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s