Para Concurso: Lo absurdo en el mundo
La iglesia estaba llena, medio pueblo asistía a la ceremonia. La novia avanzaba del brazo de su padre al compás de la marcha de Mendelssohn . Por fin, se hizo el silencio. La lluvia sobre el tejado, los truenos y el silbido del viento, se oían como nuevo fondo musical.
El público estaba emocionado, la voz del cura sonaba solemne: “si alguien tiene algún impedimento, que lo diga ahora o calle para siempre”. En ese momento un rayo cayó sobre el altar.
20 de marzo, 2002