Para concurso: Lo extraño en lo cotidiano
Después de dos meses de caminar sin descanso el peregrino vio por fin la silueta de la Catedral de Santiago. Excitado y satisfecho se echó a descansar un rato.
Cuando despertó sintió un frío extraño. El sol tenía una gran mancha y el borde con llamas blancas.
Se arrodilló y mirándolo fijamente rogó a Dios que no estropeara su última etapa. Pero cuando terminó de rezar ya no veía nada.
10 de Diciembre, 2001