Para Concurso : Faros
Acurrucada y protegida entre sus brazos, miraba el chisporroteo de las llamas y escuchaba el crujido de los troncos en la vieja chimenea de piedra que llenaba el espacio de la sala.
Las llamas se expandían y achicaban en forma rítmica. Ella las miraba como hipnotizada y sus ojos se llenaron con la imagen de dos luces que se acercaban. Vio con claridad el negro de aquella noche en que, sintiéndose sola en su cabaña, salió a caminar a orillas del acantilado y a respirar profundamente el aire cargado de un penetrante olor a algas.
Recordó el impulso por el que subió a su coche y encendiendo y apagando sus luces (corto-corto-corto-largo, corto, largo-corto ) envió su primer mensaje. Cada noche, a la misma hora, repetía su gesto y escudriñaba con ansiedad la lontananza. Hasta aquel día en que vio, desde lo profundo de la oscuridad, otras luces que le hablaban.
Ella esperó expectante mientras los faros, recorriendo la costa, cada vez mas grandes y luminosos, acudían a su llamada.
30 de septiembre, 2001