Flotaba en la cápsula girando sobre sí mismo. A medida que iba aumentando su tamaño, estiraba sus piernas para dilatar ese envoltorio que lo cercaba.
Respondiendo a sus ansias de liberación la cápsula comenzó a latir rítmicamente y lo expulsó al exterior.
A través de su delicada epidermis sintió cómo la luz tenue y homogénea se transformaba y se convertía en una luz intensa que lo taladraba.
Algo se dilató en su interior. Aspiró y expulsó la nueva atmósfera que lo rodeaba y a través de sus gritos y su llanto anunció al mundo su llegada.
7 de agosto de 2001