Allí vivía como si fuera su propia casa. Mucho más cómodo aún en esa pulcra habitación de hotel. Por las mañanas bajaba a desayunar al comedor y luego daba un paseo por el jardín con sus árboles, sus flores y la piscina donde se sumergía los días de calor.. Al lado, un pequeño supermercado, un restaurante y una cafetería le permitían cubrir cómodamente todas sus necesidades. Incluso las de su coche, pues tenía allí cerca gasolinera , un taller y cómodo lugar para aparcamiento.
Por las noches miraba la televisión que lo conectaba con las noticias y los deportes o se sentaba delante de su ordenador que le permitía visitar museos lejanos y le abría un mundo de comunicación con los amigos que florecían en la pantalla.
Su pasión era correr por la carretera. Pero un cálido día de verano se sintió cansado y paró para echarse sobre la hierba y dormir un rato.
Al bajarse del coche la vio. Era rubia y su pelo brillaba al sol. La sintió distinta, palpitante, llena de vida. Venía huyendo, buscando en la paz de esa soledad las fuerzas para volver a su casa, su calle, sus amigos, su ciudad. Sintió la necesidad de abrazarla. Se acercó y la besó larga y apasionadamente .Ella se asustó, se liberó de sus brazos, corrió hacia su coche y se metió en la Autopista.
El hizo lo mismo y la siguió , pero ella desvió en una salida y allí la perdió de vista.. Porque ni él ni su coche podían tomar ese camino. Al principio sintió un dolor punzante pero muy pronto la olvidó. Pisó a fondo el acelerador y enfiló feliz al sentir la velocidad , a su hotel en el Área de servicio.
22 de julio-2001